jueves, 6 de mayo de 2010

LA BATALLA CONTINÚA

El día de ayer cinco de mayo se conmemoró el 148 aniversario de la Batalla de Puebla en la que el ejército mexicano encabezado por el General Ignacio Zaragoza derrotó a las tropas francesas el 5 de mayo de 1868 en territorio mexicano, en esta ceremonia el Presidente de la República pronunció un discurso del cual deseo rescatar los párrafos que a continuación se transcriben:

“…Hoy aspiramos a que en el devenir de nuestra historia presente y futura, cada mexicana, cada mexicano pueda no sólo seguir ejerciendo, sino ejercer a plenitud su libertad y sus derechos: libertad para expresar sus ideas, libertad para desarrollar sus actividades económicas y sociales, libertad para vivir en paz y tranquilidad, sin que ningún poder de facto o de jure cancele con su violencia esas garantías.
La lucha que actualmente los mexicanos sostenemos, es una lucha, precisamente, para enfrentar y superar los desafíos de nuestro tiempo. La lucha que ahora encabezan las instituciones es, precisamente, por preservar la libertad. Es, precisamente, por preservar y acrecentar la justicia. Es, precisamente, por fortalecer la soberanía nacional y poder establecer a plenitud el Estado de Derecho, sin el cual no hay libertades, no hay justicia y no hay progreso.
La lucha que actualmente sostenemos los mexicanos, por cierto, no es sólo y quizá ni principalmente para combatir el narcotráfico, sino para combatir en su integridad al crimen organizado, que desde la amenaza y la violencia busca someter a las autoridades y someter a los ciudadanos a sus intereses.
Nuestra lucha es para garantizar la seguridad y la tranquilidad de nuestras familias, es para hacer prevalecer el Estado de Derecho en todo el territorio nacional…”
“…Se trata de hacer valer al Estado, cuya independencia en este año conmemoramos. Se trata de hacer valer, mediante la fuerza legítima del Estado, que no hay otra autoridad, que no hay otra ley y que no hay otra fuerza, en ningún punto del territorio mexicano, que la autoridad, la ley y la fuerza legítima del Estado y de las autoridades electas, precisamente, por ese pueblo.
Toda proporción guardada, como en los tiempos de Juárez, el Estado Mexicano sigue siendo baluarte de la legalidad, y es quien tiene el mandato constitucional, la obligación indeclinable de preservar la ley, de preservar el orden, y de preservar la seguridad.
Y como bien lo dijera el Benemérito de las Américas al derrotar definitivamente al invasor: El bienestar y la prosperidad de la Nación sólo pueden conseguirse con un inviolable respeto a las leyes, y con la obediencia a las autoridades elegidas por el pueblo. En nuestras libres instituciones, el pueblo mexicano es el árbitro de su suerte.
Así lo decía Benito Juárez hace casi un siglo y medio.
El combate que los mexicanos libramos en contra del crimen es por la libertad y la justicia de México y, por eso, habremos de sostenerlo; por eso, no sólo vale la pena seguir adelante, sino hay que seguir adelante hasta alcanzar una victoria; una victoria que, con el apoyo del pueblo y con la fuerza del Estado, las instituciones habremos de alcanzar…” 1

El Estado mexicano como otros ha tomado como un gran pilar de su conformación el imperio de la ley que construya un Estado de Derecho en el que se respeten y cumplan las leyes por todos sus integrantes, lo anterior, con la finalidad de garantizar el bienestar de los mexicanos, en este sentido es una obligación y no una simple aspiración el que el pueblo mexicano ejerza en plenitud su libertad y sus derechos para expresar sus ideas, desarrollar sus actividades económicas y sociales, vivir en paz y tranquilidad, sin que ningún factor interno o externo trasgreda o limite los derechos que como seres humanos a todos los mexicanos corresponden.

Nuestro mandatario señala que nos encontramos en la lucha por establecer a plenitud el Estado de derecho por medio de la fuerza legítima del Estado para preservar la ley, el orden y la seguridad, resulta evidente dada la realidad en la que se encuentra el país que en esta lucha poco se ha avanzado, por otra parte es claro que no es una lucha de un sólo hombre sin que se cuestione su capacidad para gobernar, se requiere del respaldo de las instituciones y del establecimiento de políticas públicas encaminadas a enfrentar estos problemas.

En tales circunstancias nos preguntamos si existe la capacidad de los funcionarios públicos de alto nivel para generar e implementar estas políticas públicas que permitan resolver los problemas económicos, políticos y sociales que prevalecen en nuestro país, la situación actual sin razonar mucho nos responde que no los hay.

El Estado nacional mexicano no está cumpliendo con el fin para el cual fue creado, desde luego no es una tarea solo del poder ejecutivo existe una corresponsabilidad de los poderes legislativo y judicial, aquél que crea las leyes y el que se encarga de hacerla efectivas a través de su aplicación efectiva en los tribunales, el estado con sus tres poderes conforma una unidad en la cual estos tres elementos deben encontrarse interrelacionados de forma coherente para garantizar el ejercicio en plenitud de sus gobernados.

La aspiración de alcanzar el Estado de derecho en el cual se cumpla con la fuerza normativa de la Constitución y las leyes que de ella se derivan debe convertirse en una realidad y dejar de ser buenos deseos, para ello se requiere de capacidad de excelencia en los gobernantes, la cual según el estado de cosas actual se ha demostrado que no existe, requerimos de mexicanos capaces que asuman con fuerza y compromiso las responsabilidades que demandan los cargos públicos, es momento de la rendición de cuentas para alejar a todos aquellos superhombre que consideran estar haciéndole con su simple presencia un favor a las instituciones, es necesario como en toda batalla seleccionar y posicionar a los mejores hombres sin importar su origen o color partidista, con la única finalidad de emprender una lucha sería desde todos los campos de acción y enfrentar la problemática en la que vivimos.

Si los gobiernos, federal y locales a través del correcto ejercicio de la función pública logran alcanzar bueno resultados, con seguridad se sumara como en otras batallas ha ocurrido, la sociedad civil para que desde sus actividades que desarrolla coadyuve a establecer y respetar el tan anhelado Estado de derecho que la situación actual demanda.

Sólo de esta manera se podrá recobrar la confianza en las instituciones y se impulsara que cumplan con el fin para el cual fueron creadas, con mejores gobernantes se obtendrán óptimos resultados y se generara mayor participación ciudadana convencida que su bien estar no solo se encuentra en las actividades desarrolladas por las autoridades, sino que también dependerá de lo que la sociedad haga o deje de hacer.

1. Consultado en http://www.presidencia.gob.mx/movil/index.php?contenido=56134, el 6 de mayo de 2010.

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